domingo, 6 de septiembre de 2015

Fin del Mundo Mocoa - Putumayo

Es tanta la información negativa que recibimos de algunos departamentos de Colombia que para muchos nunca llegan a ser una opción como destino de viaje. El departamento del Putumayo es uno de ellos. Sin duda en su territorio se presentan hechos propios del conflicto nacional, pero lejos de la intensidad que nos imaginamos desde la barrera. Hoy día es posible visitar el Putumayo y abrir los ojos a una incomparable riqueza natural como la que nos ofrecen los territorios amazónicos colombianos.

Mariposas de la selva.

Este viaje fue realizado él último fin de semana de Agosto de 2015 en compañía de mi amigo Martín desde Florencia en el Caquetá. Desde aquí se toman unas 6 horas para alcanzar la ciudad de Mocoa. El camino inicia cruzando la cordillera oriental para llegar a Pitalito. Una vez se atraviesa esta ciudad, la carretera cambia drásticamente. Son 138 km los que nos separan de Mocoa, el flujo vehicular se hace escaso comparado con el corredor del Huila excepto por el constante paso de tractomulas con petróleo. Esta situación ha causado un deterioro acelerado de la vía y los huecos son parte del paisaje, si se va en automóvil se recomienda moderar bastante la velocidad. En la primera parte de la carretera se observan muchas ventas de fruta, entre ellas granadilla y pithaya que son la principal fuente de ingresos de los campesinos del lugar. Pronto se llega al Cauca por donde discurre gran parte de la vía, el bosque empieza a inundar el paisaje.

Vista de las montañas desde la carretera.

La primera señal de que estamos cerca a Mocoa es el impresionante paisaje que nos ofrece el río Caquetá en el sector de Mandiyaco. En el flanco occidental el cauce del río luce muy amplio, esto contrasta con el paisaje al otro lado del puente en donde las aguas se encañonan entra la roca y su cauce se reduce de forma impresionante. Imaginarse la evolución del rió es algo emocionante si se trae a la mente el recuerdo del río a su paso por Curillo (Caquetá) donde ya ha crecido considerablemente y se convierte en un gigante de la selva.

Rio Caquetá Sector Occidental Mandiyaco.

Rio Caquetá Sector Oriental Mandiyaco.

Este viaje fue realizado con muy poco tiempo y no tuvimos oportunidad de conocer mucho de Mocoa, una vez llegamos atravesamos la ciudad y nos dirigimos a la Posada Dantayaco, ubicada de forma estratégica para partir de allí hacia los destinos mas conocidos de la región. Una de las cosas que mas me gustó de este viaje fue la amabilidad de la gente. Desde el primer momento nos hicieron sentir muy bien, tanto así que una vez nos bajamos del carro para registrarnos en la posada nos encontramos con algunas personas que estaban haciendo un programa de televisión en la zona. No dudaron en invitarnos a compartir con ellos un lugar que iban a visitar. Sin siquiera registrarnos en la Posada subimos al platón de una camioneta y nos pusimos en camino a Ecoturayah.


Posada Dantayaco

Ecoturayah es una iniciativa de varias familias de la Vereda San Carlos para preservar y compartir su patrimonio cultural y natural. Tras un rato de charlar con la familia y organizar algunas cosas de la grabación del programa  recorrimos algunos metros para observar una de las cascadas de la finca. Algunas personas iban a realizar torrentismo por lo que decidimos esperar un poco para verlas, desafortunadamente se tomaron mas tiempo del esperado en iniciar la actividad y decidimos entonces explorar las cavernas de San Carlos.


Caída de agua en la entrada a las cavernas.

Este sistema de cavernas se encuentra muy cerca de la carretera sin embargo no existe aviso ni señal que anuncié su posición, esto con el fin de preservar su estado ante el acceso descontrolado que se podría provocar por su localización. El ingreso a la caverna se realiza junto a una pequeña caída de agua. En un corto recorrido por la caverna se pueden observar muchas de las atracciones propias de la espelología, como lo son las formaciones de estalactitas y estalagmitas, los rastros de fósiles e incluso huellas de mamíferos que habitan el lugar. Es posible también disfrutar de una de las mejores experiencias al apagar las luces de las linternas y sumirse en el silencio y oscuridad total por algunos minutos. La sensación lleva a un estado de conciencia al que no estamos acostumbrados en nuestro día a día.

Estalactitas en las Cavernas de San Carlos.


El día siguiente tendríamos el plato fuerte de nuestra aventura. Nos levantamos temprano, desayunamos de afán y antes de que fueran las 7 de la mañana salimos rumbo al fin del Mundo. Nos acompañó nuestro guia, el señor Franco Vargas. A paso apurado, atravesamos el rio Mocoa por un puente colgante y rápidamente alcanzamos la casa de registro. Allí nos mostraron los principales atractivos del lugar y nos señalaron las principales precauciones a tomar, la más importante es tener mucho cuidado con las rocas lisas, ya que se puede resbalar fácilmente en cualquier momento.

Entrada al Fin del Mundo.

Casa de Registro.

Nuestro objetivo era regresar a medio día para poder salir hacia Florencia no muy tarde ya que la carretera tiene un tramo con mucha niebla y en la noche la visibilidad se complica mucho. En la casa de registro pagamos $ 2.500 por la entrada, también está disponible un seguro adicional por $5.500.  El camino que sigue de aquí es un ascenso sin descanso. Hacia el final del mismo se encuentra un camino natural en roca, su belleza es digna de admirar, algunos incluso dudan si fue tallado por el hombre o si es obra de la naturaleza misma. Cada cual puede sacar sus conclusiones.

Camino de roca natural.

Camino de Roca al Fin del Mundo.

Luego del camino de roca se avanza otro poco y se llega a la Y. En este punto desviamos nuestro camino para conocer una de las cascadas mas bellas que he visto: El Ojo de Dios. Para llegar allí es necesario descender por la montaña y atravesar el rio Dantayaco. El primer encuentro con el río es impactante ya que sus aguas son totalmente cristalinas. Las piedras del fondo se ven fácilmente. Cuando ya habíamos caminado cerca de 20 minutos preguntamos a nuestro guía cuanto faltaba, su respuesta fue: ya llegamos. Ante nuestros ojos apareció el chorro de agua que fluye a través de un hueco en la roca. La luz que se filtra por este hueco y el flujo del agua producen un efecto surreal. Después de las obligadas fotografías tomamos un refrescante baño en las frías aguas. El llegar temprano nos permitió tener este espectáculo para nosotros solos lo que mejora la experiencia de conocer este lugar.

Cascada Ojo de Dios

Con la referencia del tiempo presente abandonamos el lugar y regresamos hasta la Y. Por el camino nos encontramos un grupo de torrentistas y nuestros amigos del canal del día anterior. Iban a realizar una filmación de la sesión de Torrentismo. La mayoría de personas en el grupo eran extranjeros que atraviesan la frontera con Ecuador por San Miguel e ingresan a Colombia por el Putumayo para así continuar con sus viajes por otros países latinoamericanos. Esta ruta es muy conocida entre los viajeros de aventura del continente.

La Y.

De vuelta en la Y, iniciamos un nuevo descenso que nos llevaría hasta las cascadas del Fin del Mundo. Caminamos unos 5 minutos y empezamos a ver el rio Dantayaco de nuevo. Ahora el río forma irresistibles charcos, como piscinas naturales en medio de la selva. En un corto trayecto se observa el Charco Negro, en seguida el charco principal del lugar, mas adelante el puente de piedra y por último se llega a donde se acaba el mundo...

Charco Negro.

Charco principal Cascadas del Fin del Mundo.

El nombre no podría ser más apropiado: de un momento a otro el lecho de roca se interrumpe y en el horizonte, abajo,  no se ve mas que selva  y un poco más allá la ciudad de Mocoa. Aquí se debe extremar el cuidado, un resbalón sería muy peligroso. Para los que quieran ver el paisaje desde arriba, se recomienda ir acostados con mucha precaución y asomar apenas los ojos. La mayoría de personas se conforman con el paisaje desde este punto, sin embargo existe la posibilidad de bajar por un camino para observar la caída de  agua en todo su esplendor. Nosotros tomamos la decisión de bajar, debido a nuestro afán hicimos el recorrido en tiempo record, la vista pagó el esfuerzo.

Aquí se acaba el mundo.

Cascada del Fin del Mundo

El tiempo apremiaba así que tomamos un corto baño en el charco principal y emprendimos el regreso. Realizamos el camino de vuelta en menos de una hora. Es necesario tener mucha precaución en la bajada ya que los troncos que forman el camino son muy resbalosos y si no se cuenta con el calzado adecuado, la superficie se convierte en un jabón.  Un par de caídas convencieron a Martín para quitarse los zapatos y completar el camino en medias.

Puente colgante sobre el rio Mocoa.


Ya de vuelta en la Posada Dantayaco nos tenían listo el almuerzo (deliciosos los patacones), solo restaba tomar un baño e iniciar la ruta hacia Florencia. Quedaron pendientes varios sitios por explorar en Mocoa entre ellos el cañón de  Mandiyaco, el Mariposario, la cascada de Hornoyaco entre otros. La conclusión es que hay que volver y pronto.


Montañas del Cauca.


En el carro charlamos mucho sobre la experiencia mientras las montañas del Cauca nos despedían con su imponencia. Desafortunadamente a orilla de carretera se ven varios montones de madera lo que evidencia la explotación que se viene haciendo de los bosques y que nos invita a reflexionar sobre la conservación de los mismos. La explotación de madera es una actividad con un impacto ecológico muy grande, sin embargo se produce en gran parte por la condición social de los pobladores de la zona. Uno de los grandes retos como país ante el cambio climático que estamos evidenciando es la lucha contra la deforestación.

Evidencia de la deforestación...