domingo, 6 de septiembre de 2015

Fin del Mundo Mocoa - Putumayo

Es tanta la información negativa que recibimos de algunos departamentos de Colombia que para muchos nunca llegan a ser una opción como destino de viaje. El departamento del Putumayo es uno de ellos. Sin duda en su territorio se presentan hechos propios del conflicto nacional, pero lejos de la intensidad que nos imaginamos desde la barrera. Hoy día es posible visitar el Putumayo y abrir los ojos a una incomparable riqueza natural como la que nos ofrecen los territorios amazónicos colombianos.

Mariposas de la selva.

Este viaje fue realizado él último fin de semana de Agosto de 2015 en compañía de mi amigo Martín desde Florencia en el Caquetá. Desde aquí se toman unas 6 horas para alcanzar la ciudad de Mocoa. El camino inicia cruzando la cordillera oriental para llegar a Pitalito. Una vez se atraviesa esta ciudad, la carretera cambia drásticamente. Son 138 km los que nos separan de Mocoa, el flujo vehicular se hace escaso comparado con el corredor del Huila excepto por el constante paso de tractomulas con petróleo. Esta situación ha causado un deterioro acelerado de la vía y los huecos son parte del paisaje, si se va en automóvil se recomienda moderar bastante la velocidad. En la primera parte de la carretera se observan muchas ventas de fruta, entre ellas granadilla y pithaya que son la principal fuente de ingresos de los campesinos del lugar. Pronto se llega al Cauca por donde discurre gran parte de la vía, el bosque empieza a inundar el paisaje.

Vista de las montañas desde la carretera.

La primera señal de que estamos cerca a Mocoa es el impresionante paisaje que nos ofrece el río Caquetá en el sector de Mandiyaco. En el flanco occidental el cauce del río luce muy amplio, esto contrasta con el paisaje al otro lado del puente en donde las aguas se encañonan entra la roca y su cauce se reduce de forma impresionante. Imaginarse la evolución del rió es algo emocionante si se trae a la mente el recuerdo del río a su paso por Curillo (Caquetá) donde ya ha crecido considerablemente y se convierte en un gigante de la selva.

Rio Caquetá Sector Occidental Mandiyaco.

Rio Caquetá Sector Oriental Mandiyaco.

Este viaje fue realizado con muy poco tiempo y no tuvimos oportunidad de conocer mucho de Mocoa, una vez llegamos atravesamos la ciudad y nos dirigimos a la Posada Dantayaco, ubicada de forma estratégica para partir de allí hacia los destinos mas conocidos de la región. Una de las cosas que mas me gustó de este viaje fue la amabilidad de la gente. Desde el primer momento nos hicieron sentir muy bien, tanto así que una vez nos bajamos del carro para registrarnos en la posada nos encontramos con algunas personas que estaban haciendo un programa de televisión en la zona. No dudaron en invitarnos a compartir con ellos un lugar que iban a visitar. Sin siquiera registrarnos en la Posada subimos al platón de una camioneta y nos pusimos en camino a Ecoturayah.


Posada Dantayaco

Ecoturayah es una iniciativa de varias familias de la Vereda San Carlos para preservar y compartir su patrimonio cultural y natural. Tras un rato de charlar con la familia y organizar algunas cosas de la grabación del programa  recorrimos algunos metros para observar una de las cascadas de la finca. Algunas personas iban a realizar torrentismo por lo que decidimos esperar un poco para verlas, desafortunadamente se tomaron mas tiempo del esperado en iniciar la actividad y decidimos entonces explorar las cavernas de San Carlos.


Caída de agua en la entrada a las cavernas.

Este sistema de cavernas se encuentra muy cerca de la carretera sin embargo no existe aviso ni señal que anuncié su posición, esto con el fin de preservar su estado ante el acceso descontrolado que se podría provocar por su localización. El ingreso a la caverna se realiza junto a una pequeña caída de agua. En un corto recorrido por la caverna se pueden observar muchas de las atracciones propias de la espelología, como lo son las formaciones de estalactitas y estalagmitas, los rastros de fósiles e incluso huellas de mamíferos que habitan el lugar. Es posible también disfrutar de una de las mejores experiencias al apagar las luces de las linternas y sumirse en el silencio y oscuridad total por algunos minutos. La sensación lleva a un estado de conciencia al que no estamos acostumbrados en nuestro día a día.

Estalactitas en las Cavernas de San Carlos.


El día siguiente tendríamos el plato fuerte de nuestra aventura. Nos levantamos temprano, desayunamos de afán y antes de que fueran las 7 de la mañana salimos rumbo al fin del Mundo. Nos acompañó nuestro guia, el señor Franco Vargas. A paso apurado, atravesamos el rio Mocoa por un puente colgante y rápidamente alcanzamos la casa de registro. Allí nos mostraron los principales atractivos del lugar y nos señalaron las principales precauciones a tomar, la más importante es tener mucho cuidado con las rocas lisas, ya que se puede resbalar fácilmente en cualquier momento.

Entrada al Fin del Mundo.

Casa de Registro.

Nuestro objetivo era regresar a medio día para poder salir hacia Florencia no muy tarde ya que la carretera tiene un tramo con mucha niebla y en la noche la visibilidad se complica mucho. En la casa de registro pagamos $ 2.500 por la entrada, también está disponible un seguro adicional por $5.500.  El camino que sigue de aquí es un ascenso sin descanso. Hacia el final del mismo se encuentra un camino natural en roca, su belleza es digna de admirar, algunos incluso dudan si fue tallado por el hombre o si es obra de la naturaleza misma. Cada cual puede sacar sus conclusiones.

Camino de roca natural.

Camino de Roca al Fin del Mundo.

Luego del camino de roca se avanza otro poco y se llega a la Y. En este punto desviamos nuestro camino para conocer una de las cascadas mas bellas que he visto: El Ojo de Dios. Para llegar allí es necesario descender por la montaña y atravesar el rio Dantayaco. El primer encuentro con el río es impactante ya que sus aguas son totalmente cristalinas. Las piedras del fondo se ven fácilmente. Cuando ya habíamos caminado cerca de 20 minutos preguntamos a nuestro guía cuanto faltaba, su respuesta fue: ya llegamos. Ante nuestros ojos apareció el chorro de agua que fluye a través de un hueco en la roca. La luz que se filtra por este hueco y el flujo del agua producen un efecto surreal. Después de las obligadas fotografías tomamos un refrescante baño en las frías aguas. El llegar temprano nos permitió tener este espectáculo para nosotros solos lo que mejora la experiencia de conocer este lugar.

Cascada Ojo de Dios

Con la referencia del tiempo presente abandonamos el lugar y regresamos hasta la Y. Por el camino nos encontramos un grupo de torrentistas y nuestros amigos del canal del día anterior. Iban a realizar una filmación de la sesión de Torrentismo. La mayoría de personas en el grupo eran extranjeros que atraviesan la frontera con Ecuador por San Miguel e ingresan a Colombia por el Putumayo para así continuar con sus viajes por otros países latinoamericanos. Esta ruta es muy conocida entre los viajeros de aventura del continente.

La Y.

De vuelta en la Y, iniciamos un nuevo descenso que nos llevaría hasta las cascadas del Fin del Mundo. Caminamos unos 5 minutos y empezamos a ver el rio Dantayaco de nuevo. Ahora el río forma irresistibles charcos, como piscinas naturales en medio de la selva. En un corto trayecto se observa el Charco Negro, en seguida el charco principal del lugar, mas adelante el puente de piedra y por último se llega a donde se acaba el mundo...

Charco Negro.

Charco principal Cascadas del Fin del Mundo.

El nombre no podría ser más apropiado: de un momento a otro el lecho de roca se interrumpe y en el horizonte, abajo,  no se ve mas que selva  y un poco más allá la ciudad de Mocoa. Aquí se debe extremar el cuidado, un resbalón sería muy peligroso. Para los que quieran ver el paisaje desde arriba, se recomienda ir acostados con mucha precaución y asomar apenas los ojos. La mayoría de personas se conforman con el paisaje desde este punto, sin embargo existe la posibilidad de bajar por un camino para observar la caída de  agua en todo su esplendor. Nosotros tomamos la decisión de bajar, debido a nuestro afán hicimos el recorrido en tiempo record, la vista pagó el esfuerzo.

Aquí se acaba el mundo.

Cascada del Fin del Mundo

El tiempo apremiaba así que tomamos un corto baño en el charco principal y emprendimos el regreso. Realizamos el camino de vuelta en menos de una hora. Es necesario tener mucha precaución en la bajada ya que los troncos que forman el camino son muy resbalosos y si no se cuenta con el calzado adecuado, la superficie se convierte en un jabón.  Un par de caídas convencieron a Martín para quitarse los zapatos y completar el camino en medias.

Puente colgante sobre el rio Mocoa.


Ya de vuelta en la Posada Dantayaco nos tenían listo el almuerzo (deliciosos los patacones), solo restaba tomar un baño e iniciar la ruta hacia Florencia. Quedaron pendientes varios sitios por explorar en Mocoa entre ellos el cañón de  Mandiyaco, el Mariposario, la cascada de Hornoyaco entre otros. La conclusión es que hay que volver y pronto.


Montañas del Cauca.


En el carro charlamos mucho sobre la experiencia mientras las montañas del Cauca nos despedían con su imponencia. Desafortunadamente a orilla de carretera se ven varios montones de madera lo que evidencia la explotación que se viene haciendo de los bosques y que nos invita a reflexionar sobre la conservación de los mismos. La explotación de madera es una actividad con un impacto ecológico muy grande, sin embargo se produce en gran parte por la condición social de los pobladores de la zona. Uno de los grandes retos como país ante el cambio climático que estamos evidenciando es la lucha contra la deforestación.

Evidencia de la deforestación...


sábado, 9 de mayo de 2015

Parque Nacional Natural Cueva de los Guácharos

Colombia cuenta en la actualidad con mas de 58 áreas protegidas de carácter nacional y bajo el cuidado estatal a través de Parques Nacionales. La oportunidad de visitarlos es un privilegio que ojalá todos pudiéramos aprovechar. Seguro que si los conocemos nuestra actitud frente al país y sus recursos tendrá un cambio gigante. Personalmente disfruto cada vez que puedo visitar uno de los Parques del país,sin embargo con la Cueva de los Guácharos ocurrió algo especial, la expectativa creada al poder visitar el primer parque declarado en Colombia fue superada con creces cuando viví la experiencia.

PNN Cueva de Los Guácharos Sector Robledal.

Para llegar al PNN Cueva de los Guácharos se puede acceder por Acevedo o por Palestina en el departamento del Huila. Nuestra elección fue llegar por Palestina debido a que es la ruta de acceso más conocida y transitada. Palestina es un pequeño pueblo cafetero inmerso en las montañas del sur de Colombia. Realmente nunca lo había escuchado hasta que inicié mi investigación previa al viaje. Para llegar a este municipio se debe abordar una buseta ($5.000 por Persona) en el terminal de Pitalito, en ella se tarda cerca de una hora en llegar a través de una vía pavimentada casi en su totalidad. Es posible también llegar en automóvil particular hasta este punto sin problema, en nuestro caso no nos atrevimos ya que no conocíamos el estado de la carretera.

Transporte de granadilla en Palestina Huila

Una vez llegamos a Palestina buscamos una farmacia y una tienda donde comprar las últimas provisiones para el viaje. A partir de este punto no se encuentran víveres fácilmente a excepción de alguna bebida o un dulce. Con las provisiones listas y un par de botas de caucho compradas a última hora nos montamos en un campero con rumbo a la escuela La Mensura. Los camperos se pueden tomar en el pueblo a las 6 AM, 1 PM y 3 PM. Este viaje a la Mensura se tarda 45 minutos por carretera sin pavimentar. Compartir con los campesinos en el transporte de la región es una bonita experiencia y una forma más de acercarse a la Colombia que día a día nos alimenta pero de la cual conocemos muy poco.

Caminos del PNN Cueva de los Guácharos

Llegando a la escuela de la Mensura, el conductor nos pregunta si alguien nos recogerá o si vamos solos. Le comentamos que nos recogen en la casa de don Belisario y amablemente nos acerca hasta allá. Más temprano habíamos logrado coordinar la ayuda de un caballo por 35.000 pesos para que cargara nuestro equipaje. Mientras esperamos un poco la llegada de nuestro amigo equino, compartimos con la familia de don Belisiario quien nos recibió en sus casa y hasta aguapanela nos ofrecieron. La preocupación por la llegada del caballo finalizó a las 2:30, una vez el equipaje estuvo listo empezó nuestra caminata.


Mariposa con el equipaje
Para llegar desde este punto al centro de visitantes del parque se deben caminar 7,8 Km, para esto generalmente se toman de 3 a 4 horas. Debíamos caminar rápido para evitar que llegara la noche antes que nosotros al destino. El camino transcurre por un paisaje con muchas casas rurales, cultivos de pitaya y granadilla cubren la mayoría de las fincas hasta el último descenso para ingresar al parque. Conforme avanza el camino se va poniendo más complicado, las lluvias de abril habían hecho su trabajo y muchos sectores estaban convertidos en completos lodazales. Las botas de caucho son innegociables, sin ellas no habríamos llegado muy lejos. A pesar de que la persona que acompañaba el caballo hizo un esfuerzo por esperarnos, decidimos que se fuera adelante para que no tuviera que bajar tan tarde.

Quebrada la Cascajosa- entrada al Parque

Después de un fuerte descenso y cerca de hora y media de camino llegamos a la quebrada la Cascajosa. Esta quebrada marca el limite del parque. La alegría de observar el aviso de Parques siempre es un motivante  para seguir. La subida que continúa es inclemente, afortunadamente a una media hora de caminata se encuentra uno de los lugares más bonitos del parque: un bosque de roble negro. Este árbol que en otra época fue abundante en la región ha sido explotado agresivamente en las zonas aledañas al parque poniendo en riesgo su continuidad en el ecosistema. Siguiendo un poco más el camino se encuentra el Mirador, en este punto se pueden ver varios de los picos de las montañas del parque, incluidas aquellas que limitan con el departamento de Caquetá.

Aviso entrada al Parque La Cascajosa

Ya bien entrada la tarde inició nuestra preocupación por llegar al sector Cedros donde se encuentra el centro de visitantes, afortunadamente teníamos una tarde muy clara y despejada sin embargo no podíamos confiarnos. Caminamos con paso ágil y constante, acelerados por la adrenalina que ya fluía en nuestros cuerpos. El cielo todavía se veía azul, sin embargo el espeso bosque  dejaba ingresar poca luz a nuestros ojos. Cuando ya creíamos estar llegando, un letrero señaló que nos quedaban 1020 metros. Toda una eternidad si se trataba de caminar en la oscuridad y por terreno que no era el mejor. Con la última luz del día dimos unos pasos más hasta que nuestros ojos ya no podían distinguir con claridad el camino. Fue necesario encender la linterna que llevábamos e intentar seguir la marcha. Caminar con luz de linterna no es fácil si no se está acostumbrado, el paso era lento y la preocupación era grande. El pensar en una noche con frío y lluvia era tan preocupante como el posible encuentro con un oso o un jaguar. Cada paso significaba un esfuerzo grande y no habían señales del refugio cerca, ningún ruido, ninguna luz, ningún claro en el bosque. Todo siguió en calma hasta que al finalizar una curva, divisamos un espacio abierto y el tan esperado refugio con unas tenues luces encendidas. Nos volvió el alma al cuerpo. Esa noche tomamos un baño, armamos la carpa y a descansar.

Sector Robledal

El centro de visitantes del parque es uno de los mejores de los Parques, a pesar de quedar enclavado en medio del bosque, en la cima de las montañas, cuenta con una cabaña de guardaparques, restaurante, alojamientos, espacio para camping y una cabaña para investigadores con laboratorio de biología incluido. En este momento algunos servicios se encuentran suspendidos debido a que se está realizando un cambio en la administración de los servicios ecoturísticos. La idea es que la comunidad realice la operación turística y se pueda beneficiar económicamente de ella. Vale la pena preguntar antes de ir por el estado de los servicios, en nuestro caso debimos alojarnos en camping y llevar nuestra comida.

Centro de Visitantes Sector Cedros

Las principales atracciones del parque son las cuevas que forma el rio Suaza. Para visitarlas iniciamos un recorrido que nos llevó por el bosque húmedo hasta la entrada de la cueva del Indio. Carlos, nuestro guardaparques nos llevaría a conocer una de las bellezas escondidas más autenticas de Colombia. El ingreso es a través de un pequeño hueco en la roca junto al cauce del río. Una vez adentro todo cambia radicalmente. Todo está en silencio, el verde de los arboles cambia por los colores grises y rojizos de la roca. Esta cueva tiene una gran cantidad de túneles, pasadizos y gateras. El recorrido dura cerca de 1 hora atravesando la cueva y admirando las formaciones calcáreas que llevan en construcción miles de años. El calcio y el agua se han juntado para crear las más bonitas formas, también es posible admirar cientos de fósiles inmortalizados en la roca.

Cueva del Indio

Fósil en la cueva del Indio

La experiencia de entrar en las cuevas es alucinante en gran medida gracias al gran trabajo que hacen los guardaparques. En nuestro caso Carlos nos explicó con lujo de detalles todas las formaciones del recorrido, tuvimos tiempo para apagar las linternas y quedarnos en la oscuridad y silencio absoluto. Después de unos segundos que parecían alargarse, ya no sabíamos siquiera si teníamos a alguien al lado.

Gota de agua formando una estalactita

Formaciones Calcáreas. - Cueva del Indio

Al salir de la cueva, la luz del sol genera una emoción natural en nosotros. Un poco de bosque y ahora nos encontramos en la cueva de los guácharos. Esta cueva que le da el nombre al parque, alberga cientos de estas aves. Los guácharos son las únicas aves frutícolas nocturnas que utilizan ecolocación  (sistema similar al de los murciélagos) para volar al interior de cuevas oscuras. Estas increíbles aves pueden realizar hasta tres viajes en una misma noche con destino a las palmas de milpes en el departamento del Caquetá. Ese es su alimento predilecto y al que están dispuestas a perseguir incluso al otro lado de la cordillera.

Río Suaza a su paso por la cueva de los Guácharos


Cueva de los Guacharos

La cueva de los guácharos es atravezada por el rio Suaza, para explorarla completamente es necesario cruzar el rio un par de veces hasta encontrarse con otra de las maravillas de la roca: El puente natural. Esta mole gigantesca de piedra no hubiera podido quedar mejor construida, la  naturaleza como siempre nos demuestra cuan sabia es y como inspira nuestro propio trabajo.

Puente Natural sobre el Suaza.

El siguiente lugar por visitar fue el Lapiaz, una curiosa formación rocosa que en algunas épocas se constituye como parte del cauce para el rio Suaza. Debido al dinamismo del río cuando lo visitamos no se encontraba fluyendo por este lugar, sin embargo el paisaje no dejaba de ser impactante. La geometría de la roca sugiere pensar en un trabajo de escultura humana, sin embargo la naturaleza nos recuerda que sus trazos de agua son mas poderosos y más sabios generando este paisaje.

Lapiaz PNN Cueva de los Guácharos

Despues del Lapiaz regresamos al centro de visitantes que no dista más de 20 minutos. En la tarde recorrimos con dos muy buenos amigos el sendero al último atractivo que visitamos: La cascada Cristales. Para este recorrido nos acompañó Jeison, un guardaparques voluntario que lleva 3 meses internado en el parque. Con tranquilidad nos llevó casi 2 kilometros hasta llegar al lugar. En este sector el rio Suaza recibe las aguas de la bella cascada. Sin duda es uno de los mejores lugares para tomar un baño refrescante. Agua y roca nos muestran su interacción, el agua es obligada a cambiar su curso por la roca sin embargo el agua va tallando la roca con el pasar de los años y la obliga a cambiar a pesar de lo dura que pueda ser. Es como un pulso entre estas dos fuerzas de la naturaleza al que asistimos como espectadores de la mejor obra de arte.

Cascada Cristales

Rio Suaza

Antes de despedirme quisiera agradecer a los guardaparques, especialmente a don Carlos ya que nos acompañó con la mejor energía en todo momento. Vivimos con ellos momentos que nunca olvidaremos como cuando aprovechamos el oscuro y misterioso ambiente de las cuevas para que don Carlos nos compartiera sus experiencias durante los más de 20 años que lleva trabajando en el parque. Su compañía enriqueció totalmente nuestro viaje, es una de las pocas veces que se tiene la oportunidad de realizar un recorrido tan personalizado y de forma tan amena en un lugar tan especial. Los apenas 800 visitantes del parque al año, permiten una estrecha relación con los guardaparques. Toda nuestra admiración y buenos deseos para estas personas que protegen nuestras riquezas naturales, muchas veces desde la soledad de una cabaña o en lo oscuro del camino, miles de hectareas bajo su responsabilidad y con recursos muy limitados. Su labor debe ser reconocida y valorada cada día más.

Carlos en la entrada de la cueva de los Guacharos

Esperamos que muchas más personas se animen a conocer el parque, seguro hay todavía mucho espacio para poder vivirlo sin deteriorarlo.Cualquier ayuda que requieran con mucho pueden solicitarla a través de los comentarios.

Cueva de los Guacharos.

Nota: En la pagina de Parques Nacionales se encuentra información actualizada para la visita del parque. Es recomendable confirmar su visita antes de ir y solicitar las recomendaciones a seguir.

http://www.parquesnacionales.gov.co/portal/es/ecoturismo/region-andina/parque-nacional-natural-cueva-de-los-guacharos/




sábado, 4 de abril de 2015

Tierradentro (Cauca)

Hace algunos años, en una visita al famoso parque de San Agustín, me enteré de que en Colombia existen tres parques arqueológicos nacionales. El más conocido es precisamente el que visité en esa oportunidad, los otros dos son Tierradentro en el Cauca y Teyuna - Ciudad Perdida en la Sierra Nevada de Santa Marta. Desde ese momento la inquietud de conocer estos dos parques inició a rondar mi mente.

Hipogeo  de Tierradentro  en el Sector de Segovia.

Aprovechando mi estadía en el sur de Colombia, decidí aprovechar un fin de semana e iniciar el viaje que me llevaría bajo las hermosas rocas caucanas, Tierradentro era el destino. Para llegar a este parque se parte  de Popayán o de La Plata-Huila, que en esta ocasión fue el elegido. A La Plata se puede acceder de fácilmente en un bus directo desde Bogotá o desde Neiva en transporte intermunicipal que es despachado de forma continua a lo largo del día. 

Terminal de La Plata.

En el terminal de la Plata se debe preguntar por las camionetas que salen hacía Inzá, las salidas están limitadas a los horarios de 6:00 AM, 10:30 AM y 1:00 PM y el tiquete cuesta 12.000 pesos. Es recomendable estar con anticipación en el terminal ya que en algunas ocasiones las camionetas se llenan y así se haya separado el puesto, lo pueden dejar sin viajar. El camino hacia Inzá transcurre por una carretera que se encuentra en obra, la parte inicial acompaña el cauce del río Páez. Este río se encarga de drenar una importante cuenca, incluyendo el área del Nevado de Huila. En las últimas décadas, avalanchas de lodo y piedra han bajado por este cauce causando graves daños a los pobladores de la región, entre los que se encuentran principalmente los indígenas Nasa. 

El río Páez acompañando el camino.

La presencia de los indígenas es una constante en todo el recorrido, finalmente esta es su tierra y en las poblaciones de Inzá y Belalcazar son mayoría. No será raro entonces encontrarse con una chiva llena "hasta el techo" en donde transportan sus enseres y alimentos.



Carretera a Inzá.

Chiva en carreteras de Tierradentro.
Luego de viajar por algo más de dos horas a través de un buen tramo de carretera sin pavimentar llegamos finalmente a San Andrés de Pisimbalá. La alegría del arribo contrasta con la tranquilidad absoluta del lugar. Uno de los grandes atractivos de Tierradentro es que pese a ser un parque de especial interés, los visitantes son realmente escasos si lo comparamos con otros destinos turísticos de nuestro país. Durante nuestra permanencia no había mas de 20 o 30 personas en las inmediaciones del parque durante todo el fin de semana. Esta baja carga de visitantes permite disfrutar del lugar con total calma y tranquilidad, sin el acoso del comercio desaforado, ni el afán para ver o tomar una fotografía de algún lugar de interés.Otro dato interesante es que la mayoría de los visitantes son extranjeros. Algo nos tiene que decir esto sobre la valoración que tenemos de nuestra propia riqueza.

Entrada al Parque Arqueológico.
Entrando al pueblo se encuentra la posada que elegimos para dormir : La Portada. La verdad no hay muchas opciones, solo unos cuantos hospedajes familiares en el sector del parque y el Hotel el Refugio que es el más costoso y de mejor infraestructura. Los anfitriones son Doña Eva y Don Leonardo, dos personas muy colaboradoras y amables que están prestos a facilitar la información necesaria para los recorridos.


Restaurante La Portada San Andrés de Pisimbalá
Una vez ubicados en la habitación, decidimos almorzar en el restaurante que se ubica frente al hotel. La comida es buena, natural y con algunas muestras de cocina tradicional de la región. Finalizando el almuerzo tomamos camino al parque. Para llegar a la entrada se deben caminar unos 2,5 km desde San Andrés bajando hacia el cruce de la carretera que va para Inzá. En la entrada del parque se adquieren las entradas a un costo de 20.000  (Válida por dos días), aplican los respectivos descuentos para estudiantes, tercera edad, etc. En esta zona del parque se encuentran dos sencillos museos en los que se exhiben objetos encontrados en la zona y aspectos de las culturas que han habitados estos territorios. Con la información fresca en la mente nos dispusimos  a visitar el primer alto: Segovia. 

Alto de Segovia Tierradentro.

Escalera de Hipogeo Tierradentro.

Las tumbas que hacen famoso a Tierradentro son hipogeos de variable profundidad, algunos alcanzan los 6 metros de profundidad. Fueron elaborados por medio del trabajo de la roca volcánica presente en la región. Los hipogeos se ubican en la cumbre de las montañas que fueron aplanadas artificialmente para este fin. Segovia es el alto mas accesible desde la entrada del parque y uno de los mas interesantes. Para llegar al alto fue necesario caminar unos 20 minutos en subida. Pese a lo corto del camino, en ocasiones es necesario detenerse para tomar aire, lo que se aprovecha para detallar el paisaje montañoso.

Montañas de Tierradentro.

En el alto fuimos recibidos por una persona del parque, cada lugar de interés tiene una persona encargada de cuidar los hipogeos y brindar información a los viajeros. Para recorrer el parque no se requiere guía, sin embargo si se desea contratar se puede hacer para apoyar a la comunidad local y enriquecer la experiencia de los recorridos. En Segovia se pueden encontrar 25 tumbas abiertas al público, varias de ellas en muy buen estado de conservación y con pintura decorativa geométrica con motivos negros y rojos.

Detalle de decoración en las pilastras de un hipogeo.
Muestra de Cerámica en posición original al interior de un hipogeo.

A las tumbas se puede bajar a través de las escaleras originales, los escalones son altos y es preciso tener cuidado para no sufrir un accidente. Una vez en las cámaras inferiores, se tiene tiempo para contemplar el gran trabajo que hicieron los antepasados con el fin de dar sepultura a sus muertos. Relativamente poco conocimiento se tiene de los ancestrales habitantes de este lugar, su legado en el tiempo consiste en el trabajo sobre la roca y en los objetos que se han logrado recuperar de la tierra, sin embargo todavía no se ha podido establecer la identidad de estos grupos, ya que desaparecieron por completo hace cientos de años dejando abierta la cuestión de su devenir.

Escalera de acceso a un Hipogeo.
Ingresar a los hipogeos es un viaje en el tiempo, en mi caso no podía hacer mas que imaginar como serían las labores de construcción de las tumbas, como pintarían sus muros, los ritos en el momento de la muerte. Tierradentro permite esta conexión con el pasado debido a la calma con que se pueden hacer los recorridos. Muchas veces el acceso a las tumbas es realizada solo por una o dos personas a la vez lo que facilita una tranquila actitud de respeto y contemplación.

Detalle de pilástras Antropomorfas.
Finalizada la exploración de Segovia se nos pidió dejar el parque ya que la hora de cierre había llegado (4:00 PM). Decidimos regresar a San Andrés y descansar desde temprano para enfrentar el ascenso más exigente en la mañana del día siguiente: El aguacate.

Ascenso Alto de Segovia

San Andrés de Pisimbalá.

Con el canto de los gallos y los pitos de una tempranera chiva (6:00 AM) iniciamos nuestro segundo día. Desayunamos en el restaurante de la posada y tomamos camino al alto de San Andrés y para seguir despues con el Aguacate. Este camino se puede iniciar justo enseguida del restaurante de la Portada. En menos de 20 minutos se habrá llegado al alto en donde se pueden observar otros hipogeos, el más particular contiene representaciones de rostros humanos con pintura facial. En el alto de San Andrés los hipogeos no cuentan con iluminación por lo que se recomienda llevar linterna, además es importante abstenerse de tomar fotografías con flash ya que deterioran las representaciones sobre la roca. 


Puente en guadua en el camino a San Andrés.
Una vez exploradas las tumbas del Alto de San Andrés, el camino continúa hacia El Aguacate. Este alto constituye un filo de una montaña que separa las cuencas del rio Ullucos y de la quebrada de San Andrés. El ascenso es exigente y en promedio toma dos horas desde el pueblo. Por momentos parece que el objetivo estuviese muy lejano, sin embargo el paso relajado pero constante es el mejor amigo para llegar a la cumbre. 

San Andrés de Pisimbalá desde el camino al Aguacate.


Vista del Alto del Aguacate desde el camino de acceso.

Una vez se llega al Alto del Aguacate la vista es asombrosa, por un lado se distingue el municipio de Inzá y el cuso del rio Ullucos, al otro lado del filo las tierras de San Andres de Pisimbalá y el parque. En el centro un camino de tumbas que coronan el paisaje. Los hipogeos de este sector, se presumen son los más antiguos, debido a que presentan la menor complejidad en construcción y decoración de todo el parque. Se pueden sin embargo distinguir interesantes representaciones del sol, la luna y animales. Vale la pena quedarse un rato en este lugar, en nuestro caso nos acompañó un funcionario del parque muy amable llamado don Luis. El nos explicó el importante trabajo que se realiza para la preservación de este legado, el amor por su trabajo y la energía que emana es inspiradora. Incluso nos ofreció un poco de té de coca que una turista había dejado olvidado minutos antes. Con la recarga de energía continuamos el camino de regreso, esta vez la bajada era en dirección a la entrada del parque.



Vista Panorámica El Aguacate.

Vista Panorámica Inzá.


Representación de Sol.

Pese a la señalización que es buena en casí todo el parque, en este sector todavía falta un poco de ayuda para el caminante. En nuestro caso y por lo menos el de otro par de turistas que venían detrás, tuvimos un lapso de confusión que nos llevó por el camino equivocado, afortunadamente llegamos a un humilde casa de una finca, el ladrar de un perro nos delató (con susto incluido) y el amable dueño salió a indicarnos el camino correcto. Una vez superado el impase continuamos por el filo de la montaña hasta iniciar un fuerte descenso. Las piernas ya muestran signos de cansancio sin embargo no queda mas que continuar. 

Sendero descenso del Aguacate a entrada del Parque.

El camino que tomamos nos llevó a la entrada del parque y la zona de museos. Como estábamos cansados contactamos un mototaxí que nos llevó rápidamente hasta el poblado. En este punto nos sorprendió un aguacero que obligó a sacar del morral un par de impermeables que trato de cargar siempre. Con eso superamos lo que hubiera sido una lavada monumental. Los recorridos en Tierradentro se pueden hacer principalmente de dos formas, una de ellas es priorizando la velocidad del recorrido intentando andar todo el parque en un día. Aunque es posible para una persona acostumbrada a caminar, es prudente evaluar que tanto se desea permanecer en cada lugar. Si se desean recorridos detallados, tiempo para hacer fotografía y cruzar palabras con los funcionarios del parque, lo más probable es que un día sea muy poco, además de extenuante. En nuestro caso el recorrido se realizó en día  y medio y nos hicieron falta por visitar los altos del Duende y el Tablón. 

Tumbas en el Aguacate.
Con la llegada temprano  a la Portada tomamos un reconfortante almuerzo y salimos a dar una vuelta por el poblado. Es realmente pequeño, pero vale la pena ver las casas, algunas decoradas con flores muy bonitas.



Casa en San Andrés de Pisimbalá.
El punto triste está en la nostálgica vista que ofrece la capilla doctrinera de San Andrés. En su momento fue declarada como un bien de interés nacional y era el principal atractivo del poblado. Ya que fue construida a finales del siglo XVIII como parte del proceso de evangelización en la región. En su construcción participaron indígenas bajo la dirección de la iglesia. Desafortunadamente en la semana santa de 2013 fue incendiada al parecer como parte de un conflicto entre indígenas y campesinos de la región. Hoy la imagen es desoladora y a pesar de que se ha hablado bastante de su restauración, las obras no parecen estar cerca a iniciar. 

Capilla del Siglo XVIII Incendiada en 2013.
Al día siguiente decidimos desayunar temprano y tomar una camioneta hacia Inzá, luego de separar nuestros tiquetes para el regreso a la Plata, tomamos un bus que nos dejó en la entrada a la vereda la Pirámide. Basta caminar unos 20 minutos a través de casas y jardines, para llegar a la entrada de la pirámide. Uno de los niños de la finca nos recibió y se ofreció a acompañarnos durante el recorrido. Cristian era su nombre, primero nos mostró los túneles. Al parecer estas misteriosas estructuras cavadas en la roca  también fueron creadas por los misteriosos habitantes de esta montañas.

Túneles en la Verda la Pirámide.

Como último atractivo de nuestro viaje, visitamos la pirámide que se encuentra arriba de los túneles. Una vez más el paisaje natural es espectacular. Se divisa el cerro del Aguacate y la vía que lleva hacia Inzá. La roca natural ha tomado formas que recuerdan las pirámides de las grandes culturas americanas. Por momentos parece que un descuido fuera provocar una caída de muchos metros, sin embargo estando allá arriba no se desea bajar. El deseo es quedarse entre montañas, en la cúspide del mundo de Tierrandentro, unos minutos de silencio servirán para facilitar mas adelante el recuerdo de aquel olor a montañas y aquellas caricias del viento que uno no quisiera dejar de sentir. Cuando llegará Teyuna?

Pirámide en Inzá.

Con Miguel en el viaje de regreso a la Plata.